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Cristina Marinissen, Valeria Cotado, Rosana Soler y Gaby |
El último evento del sábado que
se realizó en Av. Colón 602, en el llamativo y mágico Café histórico, superó
las expectativas de organizadores, artistas y público presente.
Todos estaban convencidos de que
sería un show exitoso pero fue mucho más. Con cinco intérpretes excelentes y un
marco de asistentes por demás respetuoso, la velada fue incrementando la
emoción para terminar todos extasiados en una confusión de sentimientos.
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Mary Sevillano y José Valle |
Con la presentación de Gaby que
dio la bienvenida al público presente, inició su participación Cristina
Marinissen. Cristina es de esas cantantes que evidencian mucho sentir acumulado
dentro e intentan dar salida a todo lo que abrigan en su pecho en la
interpretación de una canción. Escucharla es una experiencia sumamente
interesante porque reúne muchas condiciones deseables: canta muy bien, es una
persona sencilla y simpática y entrega el alma en cada tema, luciéndose tanto
en baladas como en música ciudadana.
Para romper el hielo y hacer
honor al nombre del espectáculo, Marinissen interpretó “Como toda mujer” para
luego hacer un recorrido por bellos tangos como “La calesita”, “No me esperes
esta noche” “Ojalá que no puedas” o “El último escalón”.

Seguidamente fue el turno de Rosana
Soler que fue acompañada por el pianista Sergio Giustini. Ambos realizaron
juntos dulcísimas versiones de tangos como “Malena”, “Canción desesperada”, “Caserón
de tejas” y “Bien criolla y bien porteña”. Rosana es una cantante que transmite
paz. Escucharla es una invitación a viajar con la imaginación mientras se
escucha su voz, acompañada siempre de ese piano que condice con la tersura de
su voz y su delicadeza interpretativa.

Antes del cierre, los ex
integrantes de la
Peña Amigos del 2x4 Juan
Carlos Cobián, con la simpática Mary Sevillano a la cabeza, entregaron una
distinción al Sr. José Valle y su esposa, Gaby, por el reconocimiento realizado
a Hugo Marozzi (fundador de la peña) en el mes de julio pasado, en la
Biblioteca Rivadavia. La Sra. Sevillano explicó que el grupo había golpeado
muchas puertas para recordar al maestro Marozzi sin obtener respuesta alguna,
hasta que encontraron a esta pareja. Con un hermoso presente encontraron estos
amigos la forma de decir “Gracias” a Valle por aquel espectáculo donde se
entregó una plaqueta a la familia, se compartió en pantalla gigante un breve
audiovisual que lo evocaba y se lo recordó con tangos de su autoría y artistas presentes
que habían compartido con él su ardua labor (Rosana Soler, Juan Carlos Polizzi
y Ana Baldi).

El broche de oro de la velada fue
la presencia en el escenario de dos grandes intérpretes de nuestra música:
Valeria Cotado y Eduardo Rotela. La marplatense radicada hoy en Chivilcoy
deslumbró con su sola presencia: esbelta, delgada, elegante, sensual, original…
pero allí no terminó el asunto porque ni bien expresó el primer verso de “El
cantor de Buenos Aires” (tango que eligió para iniciar su presentación), la
concurrencia toda quedó impactada. A pesar de su imagen delicada, Valeria es
portadora de una voz potente, arenosa y sumamente expresiva. No sólo expresa
con la garganta sino que todo su cuerpo dice el tango con una personalidad poco
común que inevitablemente llega al corazón de la gente.

Su compañero de escenario y de vida,
Eduardo Rotela, no se queda atrás. Si hay algo que un cantante necesita para
destacarse es un buen acompañamiento musical, no importa cuán numeroso sea sino
la calidad del mismo. La guitarra de Rotela es lo que Valeria necesita. Porque
se entienden, porque sienten del mismo modo, porque parecen uno al interpretar.
Además de excelentísimo músico e intérprete de tangos (que no es lo mismo),
Eduardo es un gran compositor. En su presentación realizaron tres obras de su
autoría que fueron escuchadas y aceptadas por la concurrencia con placer. Es un
compositor visceral, realista y claro cuyas obras calzan a Valeria como anillo
al dedo… en pocas palabras: están hechos el uno para el otro y eso se nota.